La danza ha desempeñado un papel primordial en las culturas del mundo. A través de ésta, podemos regresar a la naturaleza lúdica de nuestra humanidad, por medio de la danza, rendimos tributo a la vida o a la misma esencia de la música. En el misticismo siempre se encuentra presente, ya que es el instrumento para implorar a las entes, para entrar en comunión con las energias de todo ese misticismo.
La danza prehispánica en México es un legado de este misticismo; llena de surrealismo, se combina de lo pagano y de lo religioso, combinando con elementos contemporáneos más modernos y a lo mejor también más globalizados. Existen danzas y personajes antropológicamente llenos de una riqueza que los hace muy interesantes.
Los payasos danzantes de Xico, Veracruz son un gran ejemplo de lo que quiero escribir en este post. Llenos de color, de energía y de danza; son la interpretación contemporánea, en su aspecto más surrealista de un huezquixtle; la mezcla de un personaje prehispánico de un bufón de la Edad Media.
Esta danza, que se hace presente en festividades de fiestas religiosas, se remontan a los primeros días de la llegada de los españoles, como un instrumento de sincretismo (la asimilación y el intercambio de dos culturas diferentes para dar paso a un nuevo tipo de relación cultural).
Su danza es completamente libre, sus colores topados de matiz y sus máscaras, guardan cierto grado de magia, de misterio y de extravagancia me dan la impresión de ser de una época antigua, simbolizan la debilidad humana, la idiotez y hasta la magia, son contradictorios, causando de cierta manera un estado de cierta confusión.
Ellos son los surrealistas, enigmáticos, coloridos huezquixtles mexicanos o payasos danzantes, un ejemplo vivo del sincretismo cultural, de la riqueza de nuestro querido país. México.
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