Si Dios no existiera...

 


















Si Dios no existiera en el mundo, ¿quién podría vivir aquí? Si el mundo es interesante y vibra es a causa de Dios. Su gloria es ilimitada ye xperimentamos su sabor y su dulzura gracias a su misma existencia; sólo gracias a que se refleja en el mundo la felicidad de Dios, es que podemos sentir un poco de satisfacción en los placeres de los sentidos y en las actividades cotidianas. Encontramos la sombra de la felicidad de Dios en el sabor de la comida, en la dulzura del agua, en las melodías, en la suave sonrisa de las flores. Si el resplandor de Dios no estuviese en la belleza de las flores multicolores, ¿cómo llegarían a cautivarnos en tal alto grado? ¿Por qué habrían de gustarnos tanto? ¿Cómo podrían parecernos tan dulces los mangos, las piñas, las naranjas si no tuvieran su dulzura y su belleza? El nectar de su sabor se debe a ese principio divino. ¡Hay tanta dulzura en el agua simple y pura! ¡Cuánto amamos al sol y sus brillantes rayos multicolores! Al contacto de esos rayos delicados, se abren las flores, se estremecen de felicidad las plantas, el reino entero de las aves se llena de alegría y comienza a cantar. Observa con cuidado, contempla con sutileza: esos rayos solares, esas plantas, esos árboles se entregan unos a otros en amor mutuo. Se ofrecen a sí mismos en adoración, se encuentran unos a otros en un diáligo silencioso. Qué música tan divina hay en el viento que sopla suavemente; qué dulce, qué fresca y dichosa es su caricia. Todo esto es el fluir del amor manifiesto de Dios.

Marbel Alonso

Editora.

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